Relato: El monitor de paddle surf (2024)
El verano es tiempo de playas, aventuras, explorar, etc. Justamente eso mismo hicieron nuestros dos protagonistas de esta historia.
No es nada nuevo las historias de amor o de sexo casual que nacen a raíz de los socorristas, hamaqueros, etc. De un tiempo a esta parte, hay que sumar los deportes náuticos como el paddle surf.
Él es uno de los responsables del alquiler y de hacer las excursiones con las tablas. Además de enseñar lo básico a toda la gente que lo prueba por aquello de ponerlo en redes sociales. Un chico de estatura media, ancho de espaldas, con six pack bien marcado, como el resto de musculatura, piernas fibrosas, y prácticamente todo depilado. Barbita perfilada negra sobre piel de tono canela con toque dorado y ojos marrones siguiendo la gama cromática.
Por su parte, ella es una chica joven, universitaria que tiene todo el verano libre para disfrutar y hacer planes. Aunque uno de sus preferidos es ir a la playa y observar en la distancia a Vicente. El monitor de paddle surf. Ella es extremadamente delgada, alta, con la piel clara que fácilmente se tiñe a rosácea por efecto del sol. pelo largo liso y rubio.
Como estaba diciendo, Paula, pasa muchas horas en la playa junto a su grupo de amigas. Ya sea hablando, cotilleando, viendo tiktoks y por supuesto, roneando con los chicos que ven y les atraen.
Como toda relación veraniega, se fue gestando poco a poco. Con ayuda del efecto del grupo. Durante unos días sólo había miradas, prosiguieron conversaciones tontas, con unas y con otras. Hasta que pronto algunas de sus amigas empezaron a percibir que quizás Vicente prestaba más atención a Paula que a las otras.
Todo llegó hasta conversaciones en privado por Instagram y quedar para probar en una sesión privada. Ver un atardecer desde el mar en la tabla de paddle surf. El plan de Vicente era ideal, una sola tabla para los dos. Ya que ella no estaba muy segura ni tenía experiencia. Así también iban juntos y se prestaba a más conversación y lo que pudiera surgir.
Llegó esa tarde y Paula se presentó donde habían quedado. Llegó con uno de sus bikinis más reducidos. El top es de forma triangular pero con cierto diseño y expresión minúscula, con largas cintas para atar. La braguita, si se puede considerar así. Por la parte delantera es un triángulo de tela que sale de la cintura con pequeños pliegues (como plisado) que se van reduciendo hasta la parte trasera, que pasa entre las nalgas en forma de cinta gruesa. Entendiendo gruesa como un par de centímetros.
Blanco para que resaltase su escaso bronceado que con tesón había conseguido durante tantas sesiones de playa. Decir que en la zona del pecho, no se le veía cambio de tono con en el escote al alternar días de topless, pero si marcaba los pezones a través de la fina tela. Algo que también ocurría con la parte inferior, se podía intuir los labios. En cambio, por la zona lateral del pubis y sobre todo en la parte superior del culo, sí se podía ver su color de piel natural.
El look lo acompañaba con unas gafas de cristal amarillo, más unas chanclas de estilo cuña de esparto. Rematado por una especie de bolsa de playa tote bag de plástico transparente también amarillento.
Vicente no se sorprende al verla, aunque si se fija en lo reducido del bikini. Se saludan con dos besos y apenas conversación. Vicente, ya tiene todo preparado en la orilla. Le dice de guardar sus cosas en un bote hermético que lleva para la tabla. Ella le hace caso y se queda solo con su móvil y la funda acuática.
Todo colocado, le recuerda las 4 cosas básicas con una explicación rápida y sin mucho esfuerzo. Más llevado por la rutina que otra cosa. Finalmente se meten al agua. Por el camino van silenciosos sin mucha conversación. Los 2 botes herméticos van al principio de la tabla, Paula va arrodillada sentada sobre sus talones en la parte delantera central, y Vicente de pie remando en la parte trasera.
Ya a unos metros de la orilla Paula se dedica a hacerse selfies, descubriendo por la pantalla del móvil, que Vicente la estaba mirando el culo en muchas de ellas. Paula se lo recrimina con cierto tono irónico. A lo que Vicente la responde siguiéndole el juego y admitiendo que lo ha hecho. Aunque la culpa a ella por ir demasiado provocativa con un tanga tan pequeño.
Ella sigue jugando y le desafía a que puede ser peor. Se baja el tanga hasta ponérselo a medio muslo junto a sus talones. Vicente le dice que vaya como quiera, que él está concentrado en remar y no le afecta. Ella mira a su alrededor y con un golpe de autoconfianza, se quita la parte de abajo del bikini y la de arriba. Desestabilizando la tabla de paddle surf.
Vicente se pone nervioso pero con el virtuosismo propio de monitor que es consigue mantener el equilibrio. La mira y se ríe a carcajadas. Paula lo mira sin terminar de entender esas risas. Entonces Vicente le explica que no pensaba que ella fuera a ser así de lanzada. Paula se mosquea un poco y le pregunta si está jugando con ella y no le gusta. Vicente entonces le da la respuesta, le dice a Paula que le quite el bañador. Al bajárserlo, descubre que Vicente tiene la polla en erección, pero que lleva una goma del pelo para sujetársela a la pierna. Paula entonces se comienza a reír. Se gira para ponerse de frente a él y le quita la goma, dejando libre su polla. Sin mediar más palabras se la empieza a comer.
Vicente la dice que se tranquilice que lo va a tirar. A lo que ella le rectifica diciendo que lo que quiere es tirárselo.
Pocos segundos después Vicente, dice que ya está, ella le mira preguntando si se corre. A lo que él puntualiza que es lo del atardecer. Ella dice que le importan poco las vistas. Él dice que las vistas buenas aún no están. Entonces se agacha y se sienta en la tabla, haciendo que ella se ponga en 4 patas con el culo en pompa. Pese a ser muy delgada, colocada de rodillas y con la cabeza agachada para comerle la polla a Vicente, él observa el final de su espalda y como su glúteos hacen una nueva línea del horizonte. Quedando el Sol anaranjado encajado en el hueco de entre los glúteos de ella.
Así están unos minutos, hasta que Paula comienza a dar muestras de agotamiento. Entonces Vicente, le comenta que pare un poco y se tumbe sobre él. Ella cansada, repta por la tabla y se sienta entre las piernas de él. Sintiendo la polla dura en su espalda. Él la abraza por los hombros y el vientre y la acomoda para que se recline sobre él.
Mientras tanto el Sol está ya tiñendo el cielo de naranja y el cuerpo de Paula se recubre de un brillo de luz dorada. Le muerde el cuello, a ella se le eriza la piel y se endurecen los pezones. Él en ese momento le pide que disfrute. Ella asiente, y en ese momento los dedos de Vicente comienzan a masturbar a Paula. Ella resopla y separa ligeramente las piernas dejando caer los pies hacia afuera. Vicente usa sus dos manos para masturbar a Paula. A ratos intercala una mano en el coño y otra por los pequeños y firmes pechos. Con los últimos rayos de Sol apenas sobresaliendo por el horizonte ella, comienza a tener espasmos. Los clásicos que son preludio de un orgasmo.
Al quitarse el Sol, Vicente, con una maldad pícara, le pregunta qué le ha parecido el atardecer. Ella le pregunta si está de coña, que espectacular pero necesita más. Que quiere sexo, follárselo de todas las formas posibles y que él la folle a ella por todos lados.
Vicente le explica que eso tendrá que ser en otro momento, porque ya tienen que volver. Paula le dice que cuando lleguen siguen, que no hay problema. Vicente entonces le pregunta por Cristian. Paula sorprendida, le pregunta después de un suspiro olvidadizo, «si yo no me he acordado de él, ¿por qué lo haces tú?» Vicente asiente y dice, «eso es lo que quería escuchar. Yo tampoco me he acordado de nadie.»
La continuación del sexo al llegar a casa , en el relato de 2º parte solo disponible para amigos. (O en el blog a partir del 15 de agosto)
No es nada nuevo las historias de amor o de sexo casual que nacen a raíz de los socorristas, hamaqueros, etc. De un tiempo a esta parte, hay que sumar los deportes náuticos como el paddle surf.
Él es uno de los responsables del alquiler y de hacer las excursiones con las tablas. Además de enseñar lo básico a toda la gente que lo prueba por aquello de ponerlo en redes sociales. Un chico de estatura media, ancho de espaldas, con six pack bien marcado, como el resto de musculatura, piernas fibrosas, y prácticamente todo depilado. Barbita perfilada negra sobre piel de tono canela con toque dorado y ojos marrones siguiendo la gama cromática.
Por su parte, ella es una chica joven, universitaria que tiene todo el verano libre para disfrutar y hacer planes. Aunque uno de sus preferidos es ir a la playa y observar en la distancia a Vicente. El monitor de paddle surf. Ella es extremadamente delgada, alta, con la piel clara que fácilmente se tiñe a rosácea por efecto del sol. pelo largo liso y rubio.
Como estaba diciendo, Paula, pasa muchas horas en la playa junto a su grupo de amigas. Ya sea hablando, cotilleando, viendo tiktoks y por supuesto, roneando con los chicos que ven y les atraen.
Como toda relación veraniega, se fue gestando poco a poco. Con ayuda del efecto del grupo. Durante unos días sólo había miradas, prosiguieron conversaciones tontas, con unas y con otras. Hasta que pronto algunas de sus amigas empezaron a percibir que quizás Vicente prestaba más atención a Paula que a las otras.
Todo llegó hasta conversaciones en privado por Instagram y quedar para probar en una sesión privada. Ver un atardecer desde el mar en la tabla de paddle surf. El plan de Vicente era ideal, una sola tabla para los dos. Ya que ella no estaba muy segura ni tenía experiencia. Así también iban juntos y se prestaba a más conversación y lo que pudiera surgir.
Llegó esa tarde y Paula se presentó donde habían quedado. Llegó con uno de sus bikinis más reducidos. El top es de forma triangular pero con cierto diseño y expresión minúscula, con largas cintas para atar. La braguita, si se puede considerar así. Por la parte delantera es un triángulo de tela que sale de la cintura con pequeños pliegues (como plisado) que se van reduciendo hasta la parte trasera, que pasa entre las nalgas en forma de cinta gruesa. Entendiendo gruesa como un par de centímetros.
Blanco para que resaltase su escaso bronceado que con tesón había conseguido durante tantas sesiones de playa. Decir que en la zona del pecho, no se le veía cambio de tono con en el escote al alternar días de topless, pero si marcaba los pezones a través de la fina tela. Algo que también ocurría con la parte inferior, se podía intuir los labios. En cambio, por la zona lateral del pubis y sobre todo en la parte superior del culo, sí se podía ver su color de piel natural.
El look lo acompañaba con unas gafas de cristal amarillo, más unas chanclas de estilo cuña de esparto. Rematado por una especie de bolsa de playa tote bag de plástico transparente también amarillento.
Vicente no se sorprende al verla, aunque si se fija en lo reducido del bikini. Se saludan con dos besos y apenas conversación. Vicente, ya tiene todo preparado en la orilla. Le dice de guardar sus cosas en un bote hermético que lleva para la tabla. Ella le hace caso y se queda solo con su móvil y la funda acuática.
Todo colocado, le recuerda las 4 cosas básicas con una explicación rápida y sin mucho esfuerzo. Más llevado por la rutina que otra cosa. Finalmente se meten al agua. Por el camino van silenciosos sin mucha conversación. Los 2 botes herméticos van al principio de la tabla, Paula va arrodillada sentada sobre sus talones en la parte delantera central, y Vicente de pie remando en la parte trasera.
Ya a unos metros de la orilla Paula se dedica a hacerse selfies, descubriendo por la pantalla del móvil, que Vicente la estaba mirando el culo en muchas de ellas. Paula se lo recrimina con cierto tono irónico. A lo que Vicente la responde siguiéndole el juego y admitiendo que lo ha hecho. Aunque la culpa a ella por ir demasiado provocativa con un tanga tan pequeño.
Ella sigue jugando y le desafía a que puede ser peor. Se baja el tanga hasta ponérselo a medio muslo junto a sus talones. Vicente le dice que vaya como quiera, que él está concentrado en remar y no le afecta. Ella mira a su alrededor y con un golpe de autoconfianza, se quita la parte de abajo del bikini y la de arriba. Desestabilizando la tabla de paddle surf.
Vicente se pone nervioso pero con el virtuosismo propio de monitor que es consigue mantener el equilibrio. La mira y se ríe a carcajadas. Paula lo mira sin terminar de entender esas risas. Entonces Vicente le explica que no pensaba que ella fuera a ser así de lanzada. Paula se mosquea un poco y le pregunta si está jugando con ella y no le gusta. Vicente entonces le da la respuesta, le dice a Paula que le quite el bañador. Al bajárserlo, descubre que Vicente tiene la polla en erección, pero que lleva una goma del pelo para sujetársela a la pierna. Paula entonces se comienza a reír. Se gira para ponerse de frente a él y le quita la goma, dejando libre su polla. Sin mediar más palabras se la empieza a comer.
Vicente la dice que se tranquilice que lo va a tirar. A lo que ella le rectifica diciendo que lo que quiere es tirárselo.
Pocos segundos después Vicente, dice que ya está, ella le mira preguntando si se corre. A lo que él puntualiza que es lo del atardecer. Ella dice que le importan poco las vistas. Él dice que las vistas buenas aún no están. Entonces se agacha y se sienta en la tabla, haciendo que ella se ponga en 4 patas con el culo en pompa. Pese a ser muy delgada, colocada de rodillas y con la cabeza agachada para comerle la polla a Vicente, él observa el final de su espalda y como su glúteos hacen una nueva línea del horizonte. Quedando el Sol anaranjado encajado en el hueco de entre los glúteos de ella.
Así están unos minutos, hasta que Paula comienza a dar muestras de agotamiento. Entonces Vicente, le comenta que pare un poco y se tumbe sobre él. Ella cansada, repta por la tabla y se sienta entre las piernas de él. Sintiendo la polla dura en su espalda. Él la abraza por los hombros y el vientre y la acomoda para que se recline sobre él.
Mientras tanto el Sol está ya tiñendo el cielo de naranja y el cuerpo de Paula se recubre de un brillo de luz dorada. Le muerde el cuello, a ella se le eriza la piel y se endurecen los pezones. Él en ese momento le pide que disfrute. Ella asiente, y en ese momento los dedos de Vicente comienzan a masturbar a Paula. Ella resopla y separa ligeramente las piernas dejando caer los pies hacia afuera. Vicente usa sus dos manos para masturbar a Paula. A ratos intercala una mano en el coño y otra por los pequeños y firmes pechos. Con los últimos rayos de Sol apenas sobresaliendo por el horizonte ella, comienza a tener espasmos. Los clásicos que son preludio de un orgasmo.
Al quitarse el Sol, Vicente, con una maldad pícara, le pregunta qué le ha parecido el atardecer. Ella le pregunta si está de coña, que espectacular pero necesita más. Que quiere sexo, follárselo de todas las formas posibles y que él la folle a ella por todos lados.
Vicente le explica que eso tendrá que ser en otro momento, porque ya tienen que volver. Paula le dice que cuando lleguen siguen, que no hay problema. Vicente entonces le pregunta por Cristian. Paula sorprendida, le pregunta después de un suspiro olvidadizo, «si yo no me he acordado de él, ¿por qué lo haces tú?» Vicente asiente y dice, «eso es lo que quería escuchar. Yo tampoco me he acordado de nadie.»
La continuación del sexo al llegar a casa , en el relato de 2º parte solo disponible para amigos. (O en el blog a partir del 15 de agosto)
5 月 前