Una cita

Cuando recibio la llamada, ya estaba preparada. Realmente, creia que habia estado preparada toda su vida.

Se habia puesto su mejor conjunto de lenceria, el mas caro que poseia, una pequeña joya que se autoregalo unas navidades, para sentirse mas sexy y atractiva. Subida a sus tacones de 10 cm de alto, con el vestido ceñido negro y un maquillaje sutil, unos pendientes discretos, con un colgante a juego. La imagen que veia en el espejo era muy sensual...

La voz al otro lado del telefono sonaba intensa, decidica, experta. No se perdia en tonterias ni halagos vanos. Dio ordenes claras, la hora y el lugar donde tendria que esperar, nerviosa, con un poco de miedo, incluso.

Cogio el ascensor de su atico, no podia dejar de mirar su reflejo en el espejo. Pensaba que dirian cuando los vecinos vieran su conjunto. No era normal que fuera asi.

El conductor del Uber miraba de reojo, de vez en cuando, y sonreia, una fina sonrisa que trataba de disimular. Se notaba que le gustaba lo que veia.

La entrada de la nave, solo estaba iluminada por una pequeña farola, lo justo para no chocar contra la puerta. Sabia que tenia que entrar sin llamar, y seguir el pasillo, tenuamente iluminado por unas pequeñas luces led. Todo muy industrial, impersonal...

Llego ante una gran puerta, entrecerrada, pesada que sabia tenia que abrir y esperar en su interior, cualquiera que este fuera. Cuando accedio, la sala estaba a oscuras, salvo por un foco que iluminaba desde el techo hacia el suelo, una columna de luz en medio de la oscuridad.

Y de repente, escucho su voz, en persona, a escasos metros...