Esperando un taxi...

Eran las tres de la mañana y yo estaba como una estúpida, esperando en la parada de taxis que apareciera un coche que me llevara a casa.
Esa noche había aceptado la invitación de Marisa para salir a tomar unos tragos y tener una charla “de mujeres”, aprovechando que nuestros adorables novios y amantes estaban coincidentemente fuera de la ciudad.

El problema era que, mientras conversábamos tranquilamente, un par de jóvenes buitres se había lanzado sobre nosotras. Rechacé al mío, ya que no me interesaba coger con nadie esa noche; pero mi amiga estaba más que caliente y necesitada de un buen polvo; así que, cuando quise acordarme, Marisa había desaparecido de mi vista y del bar, dejándome de a pie…

Llevaba más de media hora esperando por un taxi en esa parada. Comenzaba a refrescar y podía sentir mis pezones erguirse de frío bajo la tela de mi vestido.
Esa oscura esquina desierta me daba mala espina.
Pero la noche era apacible y el lugar, a pesar de mis temores, parecía ser tranquilo.

De repente sentí que mi tanga de algodón se humedecía; pero no pude precisar por qué me estaba excitando al punto de sentirme tan caliente como para dejar escapar mis flujos. Era extraño.

Entonces lo supe: por segunda vez pude oír unos suaves gemidos cercanos. Agudicé mis oídos y esta vez lo escuché más claro. Cada tanto, un jadeo más fuerte contrastaba con una serie de gemidos y suspiros. Una mujer estaba teniendo sexo allí cerca.

De repente pude oír un nuevo grito. Esta vez era un grito desgarrador, más prolongado y definitivamente era una mujer…
La curiosidad mató al gato y en mi caso, no era una excepción…
A pocos metros había un local con las persianas bajas. Los sonidos provenían de allí adentro. La voz de la mujer rompió otra vez el silencio y entonces me pareció que era un grito de dolor.
Al acercarme a las persianas, la mujer lanzó nuevamente su grito desgarrador, pero me pareció que estaba disfrutando de una buena cogida, con un hombre bien dotado…

Me incliné para tratar de mirar a través de la cerradura en la puerta del costado. Esperé que mis ojos se acostumbraran a la penumbra y entonces de a poco fui descubriendo la escena en el interior.

Había un hombre bastante corpulento, completamente desnudo, arrodillado sobre un colchón. Estaba de perfil y podía ver cómo se movía cada vez que penetraba a la mujer que tenía boca abajo, aplastada por su enorme cuerpo. El tipo la tomaba por los cabellos mientras la embestía; la mujer lanzaba ese grito al sentir que esa verga la golpeaba a fondo…
Aun viendo la escena, no podía estar segura de si se trataba de una pareja haciendo el amor o de un macho sometiendo violentamente a esa hembra.
Sentí que me humedecía más, espiando a esa pareja copular, el morbo me provocaba cierta fascinación además de la humedad entre mis muslos. Estaba impaciente por ver el desenlace.

En ese momento sentí un par de brazos que me levantaban en vilo. Alguien susurró a mi oído:

“Qué estás haciendo acá, perrita curiosa…?”

El otro hombre, con su mano libre, abrió la puerta del local. Me metieron adentro a empujones entre ambos. Logré resistir un momento, pero el hombre que había hablado me levantó fácilmente por mi cintura y me cargó sobre su hombro.
Me acarició la cola por debajo del vestido y su amigo exclamó;
“Tiene una bombachita blanca metida en la raja; linda putita…”

Me rendí y me quedé callada, sabiendo que toda resistencia era inútil. Lo peor era que esa situación me estaba excitando demasiado; sentía que ahora mi tanga ya estaba mojándose…


Pasamos junto al colchón en el piso donde el primer hombre seguía cogiéndose a la mujer. A ella no se le veía la cara; tenía cabellos largos y bien negros. Mientras gemía bajo los embates del hombre, ella trataba de golpearlo con sus puños; pero sus largas piernas rodeaban la cintura de él, como si no quisiera dejarlo escapar…

Mis captores atravesaron una puerta y me arrojaron sobre una cama en medio de esa habitación. El segundo hombre avanzó amenazadoramente sobre mí. Me cubrí la cara con mis manos, pensando que iba a golpearme; pero el tipo estiró su mano y arrancó la tanga de mi cuerpo.
Cerró los ojos y se llevó los restos de tela a la nariz. Aspiró profundamente mi olor a hembra y sonrió, diciéndole al otro:

“Ya está empapada esta puta. Me encanta el olor de su concha…”

“Hago lo que me pidan, pero por favor, no me lastimen…” Dije.

El primer hombre se acercó y comenzó a manosearme, metiendo sus dedos dentro de mi humedecida vagina. Su amigo tomó mis tobillos y me hizo abrir las piernas, acariciándome las pantorrillas y los muslos.

“De rodillas, puta… con las manos detrás de la cintura…”

Entonces ambos se desprendieron los pantalones, mostrándome dos vergas erectas bastante grandes y gruesas.

“Ahora nos vas a chupar la verga; sin usar las manos…”

Fueron turnándose entre ambos, para meterme a fondo sus gruesas pijas hasta el fondo de mi garganta, provocándome ahogos cada tanto, debido a la rudeza con que trataban a mi boca.

Después de un rato, el segundo tipo dejó solo a su amigo disfrutar de mi boca y él se dedicó a masturbarse usando los pedazos de mi tanga de algodón. Cuando tuvo su verga bien dura, le pidió a su socio que lo dejara ser el primero.

El otro sonrió y en ese momento, se vació dentro de mi garganta, obligándome a tragar toda su leche sin desperdiciar una sola gota.
Luego le cedió el lugar a su amigo.

El segundo se acercó y me hizo colocar a cuatro patas.
Cerré los ojos, esperando el embate. Pero entonces sentí un par de dedos callosos abriendo mis labios vaginales.

Mis pezones me traicionaron, endureciéndose e hinchándose.
De pronto me penetraron con violencia, invadiéndome la concha hasta el fondo en una sola embestida. Grité de dolor ante tan súbita intrusión. Continué gritando y esos ecos de mis alaridos se acoplaban a los gritos de aquella mujer que no dejaba de ser empalada en la otra habitación.

El muy bruto me la metía una y otra vez, cada vez con más frenesí. Comencé a transpirar abundantemente, sintiendo que mi liviano vestido se me pegaba al cuerpo. El tipo me estaba matando con esa cogida, pero al mismo tiempo me sentía excitadísima; al borde de un orgasmo…
Antes de que eso me sucediera, el hombre por fin acabó dentro de mi vagina, llenándomela de semen tibio. Me bombeó un poco más, mientras sus callosas manos aferraban mis caderas y después se salió de mi cuerpo.

Entonces el otro hombre me sonrió, preparándose para disfrutar su turno en mi concha ahora más dilatada y lubricada por su amigo…

Pero me equivoqué. Ese hombre apoyó su pesada mano sobre mi trasero y la otra fue guiando la punta de su enorme verga, pero buscando mi entrada anal…

Me resistí, tratando de debatirme, suplicándole además que no me la metiera por atrás… con ese tamaño de verga, me iba a lastimar, además de hacerme doler…

Pero entre ambos hombres me sostuvieron contra el colchón y otra vez fui penetrada sin preámbulos, de una sola embestida, pero esta vez por el culo…
Me sacudí gritando y llorando, sintiendo esa violenta penetración. Ese tronco duro se abría paso a través de mi recto, provocándome un ardor insoportable.
En medio del dolor que me provocaba esa cogida tan violenta; pude oír un fuerte ruido y un grito de dolor, pero esta vez proveniente de la profunda voz de un hombre.

El hombre que me estaba sodomizando de repente se retiró de mi trasero. Junto con su amigo, se dirigió a la habitación del frente.
Pude oír claramente otros ruidos metálicos y gemidos ahogados.

Me levanté de la cama y, en ese momento, la mujer morocha apareció en la puerta. Estaba todavía desnuda, llevaba el pelo revuelto y manchas de semen en su cara. Otras líneas de semen se deslizaban entre sus muslos. Sus labios vaginales depilados estaban dilatados y muy enrojecidos.

En una de sus manos blandía un largo caño de acero, de donde chorreaba un líquido de color rojo por un extremo.

Ahora podía verla con más claridad. Era una interesante mujer madura, que frisaba los cincuenta años, pero con un voluptuoso y firme cuerpo que me provocó envidia.

La morocha sonrió débilmente y se acercó a la cama.
Me acarició la cabeza, susurrando:

“Ya podemos irnos, nena…”
发布者 malebens
3 年 前
评论
账户以发表评论